Exijo que inviten a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, de la ONU y todas las privadas

¡Qué tal, camarada! Cuán difícil es hacer una revolución “bonita” luchando contra una acción mediática devastadora de la realidad con base a mentiras, y ahora aupando falsas promesas. 

No hemos podido transmitir con acierto toda la revolucionaria acción de nuestro gobierno, de Chávez, pues. No logramos, a la fecha, ninguna política comunicacional efectiva, que llegue a todos.

Y nos siguen ganando la batalla mediática, al extremo de que debemos hacer una tremenda campaña para que no nos alcance el majunche mayor, o menor, cuando a estas alturas de revolución pacífica deberíamos estar casi todos los venezolanos empujando hacia esa Patria Grande que estamos construyendo, aunque sea que contáramos con la mayoría de los más humildes.

Los “uñaenelrabo” adecos y copeyanos, tanto los privilegiados y los pobres que amaron a Rómulo o a Caldera, morirán siendo adecos y copeyanos de alma.

Agregamos a la perversa e interesada massmedia la contrarrevolución desde nuestras propias filas. O sea la baja capacidad de gobernar de nuestros alcaldes y gobernadores, con sus respectivas y aisladas excepciones.

Me dolió en el alma cuando el presidente Chávez, desde una TV barinesa, mencionó que estima que no habíamos podido llegar ni al 5% del empoderamiento popular, en lo conceptual ni en lo  práctico.

¿Y es un problema exclusivo del Líder? No, camaradas, es de las autoridades del PSUV a todos los niveles; recayendo con mayor peso en las gobernadores y alcaldes del proceso que, de paso, son los directivos estadales.

Una pendejada, tener que ser eficientes en sus labores cotidianas y conducir las riendas políticas de un partido que no ha despegado integralmente y que funciona a nivel de disposición eleccionaria, y con sus grandes fallas.

En mi humilde opinión, de todos los aspectos de avanzada que se pueden considerar en el proceso el “empoderamiento popular” es lo más revolucionario. Es la verdadera democracia. Es la solución de los problemas en las comunidades.

Es el mecanismo económico controlado para el mantenimiento de todo y, con ello, contar con barriadas y finalmente con ciudades organizadas.

¡Coño, podrán entender esto las autoridades locales y estadales!

Lo que ocurre es que tampoco hemos profundizado en la formación ideológica de nuestros dirigentes. Hay gobernadores que ni siquiera leen. De vaina repetirán lo que le oyen a Chávez. O ni eso.

No quisiera disgregarme, bajo un poco la arrechera interna y me detengo aquí en lo político, pero reinicio el tema, y espero, camarada, que me acompañes en este criterio.

En algún artículo, con otros temas, expresé que sólo nos defendíamos de los ataques. Y, luego de ladrar un poco,  dedicados a justificarnos, quedábamos agredidos y cuestionados.

Cuando vemos que los “majunches” (felices de que les quitáramos lo de escuálidos, aunque sigan siéndolos) dicen que les devolverán las tierras a sus propietarios, nos indignamos porque por vínculos entre ellos mismos, quisieran que volviéramos al latifundismo, casi mundialmente eliminado. 

Y vemos a los indígenas de toda América Latina peleando por sus tierras. Originarios propietarios (aunque no guste o no parezca lógico) antes del vil despojo holocaustico.

Llegaron los señores a fundar sus ciudades, “Don Tal” “Don Cual” y a regalar y vender tierras ajenas a quienes les conviniera.

Más adelantado en los siglos, en Venezuela Gómez, entre otros, regalaba tierras a montón, tierras indígenas, a los que se jactan de ser propietarios con “tradición”.

Además de eso, que es lo peor, a querer desarraigarlos totalmente, ir contra sus costumbres y hasta contra sus dioses. Quisiera que alguien me dijera ¿cuál era el verdadero dios cuando los asirios, los fenicios, cuando los faraones, cuando los chinos, los pueblos africanos, cuando los mayas? ¿O será que esos pueblos vivieron por siglos sin creencias religiosas ni fe?

Muy a lo occidental: ¡tienes que creer en mi Dios, que es el verdadero!

Y si nos hubieran invadido los musulmanes estaríamos adorando a Alá. O si hubiesen sido de la India creyéramos en Brahma. O sin más detalles, en Buda, que se considera con el mayor número de creyentes en el mundo.

Peor aún, los dueños, también, de la verdad religiosa, se cagan en el Corán y se burlan de Mahoma. ¡Qué porquería! Y orinan a los cadáveres musulmanes de los que ellos asesinan.

Y de aquí nos vamos a la tendencia hacia la occidentalización hegemónica del capitalismo que quiere que todo sea como lo han venido “produciendo” basados en su manía de consumir de todo y en exceso.

No aceptan que los Indios o hindúes (también permitido aun siendo el nombre de la religión) no maten a las vacas, sagradas, y por el contrario las invitan a pasar a sus casas y darles su comida. Que es ridículo o exótico que se coloquen un lunar en la frente.

O ver mujeres musulmanes con sus rostros cubiertos. Que no puedan rumbear porque no son libres. No consumen alcohol. Que hay que modernizarlas y vestirlas con minifaldas; que beban martines secos con la aceitunita, o se empujen tragos secos de tequila, limón y sal incluidos.

Y que beban la cerveza pareja, como enseñaron a las nuestras con el engaño de la cerveza “light”. Camarada, no es que seamos puristas, porque no lo somos, pero antes nuestras damas de casualidad pedían un cocktail, fuerte “ronponche”, o sólo para acompañar y sin licor, un “fruitponch”.

Ahora las mujeres beben, y es motivo de ufanarse, la caña pareja. Llegar a un restaurante y decir: “pedimos un litro” es lo común, pero más son la marca y los años. Y lo de la cerveza fue otro truco consumista masivo ya que antes las mujeres no bebían cervezas porque eran amargas (pilsen) y ¡zás! su light y todos y “todas” con su botellita colgando entre los dedos.

Y lanzaron la vodka preparada en botellita. Zás. Masivo consumo femenino. Curda, rasca en muchas jóvenes, y abusos y sexo libre.

En las potencias capitalistas con su droga, aquí su toquecito. Con sus muchas excepciones.

Es así que quieren que las musulmanas las imiten. Olvidan las cifras de mujeres alcohólicas en esos mundos del billete. Primeras damas, y damas del Jet Set, que han recurrido a tratamientos antialcohólicos.

Pero las mujeres musulmanas están sometidas a un marido. ¿Por qué no son libres como nosotras que tenemos nuestros amantes, somos libres?  Otras se dedican a mostrase desnudas y vender sexo a granel, verbigracia las películas de Hollywood que muestran esa triste crudeza.

Eso tal vez vale en nuestras costumbres, pero no en todas partes.

No se han metido con las de las tribus africanas porque son de países pobres a quienes no hay que dominar y cuyas riquezas ya fueron explotadas. Que mueran de inanición y de sed.

Como ocurría con nuestros invisibles pueblos aborígenes hasta que llegó Chávez.

Al final de cuentas ¿Quiénes son más felices? Cada cual es más feliz según sus costumbres y sus circunstancias. No podemos ser iguales. Hay pueblos enteros muy felices sólo dedicados a las tareas para el sustento, los oficios nobles, los del hogar, etc. Mujeres que hacen bellezas de trajes tejidos multicolores. Sombreritos, etc.

Sin tantas exigencias sociales que ponen a parir a más de uno (una) empeñando hasta el “queteconté”.

Las “promisses” (no promesas del chayotin) esbeltas y todas haciéndose las tetas, aunque se enfermen, ven a las mujeres aborígenes y a las campesinas trabajadoras, disimulando su lástima, como ridículas. Y si no, es porque Chávez ha enseñado a respetar y a visibilizar a todos nuestros hermanos.

Hasta el candidato de oposición tuvo que salir del Este de Caracas a retratarse con ellos. Con plumitas y todo. Coqueto él.

Me extendí en lo de las costumbres porque son parte de los derechos humanos. Si comes “filet de mignon” con salsa de hongos no debes tratar de que todos lo coman, vale una buena arepa pelá con un corocoro frito.

Cada pueblo es inteligente y sobrevive a en su cultura. Fíjate, camarada, más inteligentes han sido nuestros aborígenes de los caños del Orinoco, nunca has oído de daños en sus viviendas.

Mucho menos que estén inundadas en el Lago de Maracaibo ya que construyeron palafitos. Es más, he propuesto que se construyan de esa manera en sectores inundables y seguro no habrán damnificados, o menos.

Tenemos, muchos planificadores, la idea de urbanizar a las tribus. Bastaría con mejorarles los servicios de salud por una sencilla razón: ellos viven felices y les respetamos sus derechos humanos.

Así como se han hecho Cumbres de la Tierra, ecologistas, para salvar el planeta como “única nave espacial”, invitar a las Comisiones mundiales de Derechos Humanos para realizar un Magno Congreso con participación de representantes de todos los pueblos de la Tierra y debatir lo que realmente se refiere a Derechos Humanos.

¿Quiénes los irrespetan, los descuidan?

Que vengan junto a los presidentes o gobernantes capitalistas, delegados de las barriadas estadounidenses (negros del Bronx y de Harlem, de Miami) De las de Londres. Estadounidenses de las reservaciones indias. Africanos que viven en la miseria. Pobladores aborígenes de la Centro y Sur América. Campesinos del planeta donde ha habido explotación con olvido.

Que se haga una evaluación de qué gobiernos permiten los desequilibrios que conllevan a disminuir y hasta eliminar los derechos humanos. Incluirá, por supuesto, lo relativo a la destrucción de ciudades con cientos de miles de asesinados.

Evaluación del “daño social” con el permitido tráfico de drogas para su alto consumo que lo achacan a los países productores y a los que somos puente, y no a la entrada y distribución en sus países.

Concluiré con un simpático cuento que refleja la felicidad que está en las cosas más sencillas alejadas del salvaje capitalismo consumista por exceso.

“Llega un personaje a un pueblo a orillas de un extenso lago y un bote que llega a la orilla con un pescador con una cesta full de peces grandes.

-Caramba, amigo, ¿en cuánto tiempo sacó esos ejemplares?

-Como en media hora. El lago siempre está repleto y soy el único que tiene un bote.

-¿Que hará con ellos?

-Dejo 6 para consumo en casa, le regalo 4 al vecino y 4 a una sobrina que tiene dos muchachos. Con eso completo mi tarea por hoy.

-Caramba, señor, por qué no pesca más y los vende en el pueblo. Y más adelante compra otro bote y pesca y vende más. Puede instalar en el pueblo un puesto de venta de pescado. Luego cuando crezca el negocio, más botes, compra un camioncito para vender en otros pueblos cercanos, y allá monta otros puestos de venta. Y así se hace un empresario productivo y económicamente próspero.

(El hombre se ufanaba por su comercial consejo y el pescador lo veía)

-Más adelante, con el tiempo, usted puede dedicarse a pasear en su bote, a descansar, a recrearse y pescar de vez en cuando. ¿Feliz, no?

El pescador, que no dejaba de ver al personaje, le contesta:

-Amigo, ¿no es eso lo que estoy haciendo)

La vida debiese ser más sencilla de lo que nos la complicamos con tanta urbanidad, apariencias, riesgos, exigencias, costos elevados, gastadera. Podemos vivir en cualquier parte de Venezuela, felices con lo elemental, con servicios fundamentales para educación y salud, haciendo amigos y compartiendo, leyendo, escribiendo, pintando, consumiendo lo básico, si lo producimos mejor. Unos viajecitos.

¡En paz con la naturaleza y con nosotros mismos! 

¡Quitémonos la permanente agresión de que irrespetamos los derechos humanos!

edopasev@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1959 veces.



Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

Visite el perfil de Eduardo Palacios Sevillano para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Eduardo Palacios Sevillano

Eduardo Palacios Sevillano

Más artículos de este autor