¿Chávez y la Revolución, incomprendidos?

El acto del día viernes, cuando se materializó una reunión con la maquinaria del Psuv en el Poliedro de Caracas, además de necesario, lleno de emotividad y de la energía que moviliza y toca las fibras del latinoamericano (debido a la presencia de las rancheras en la actividad) fue un encuentro que a juzgar por los hechos me dejó varias interrogantes, cuyas respuestas lucen aún inacabadas… Se trata de una lectura que se rebela ante lo que considera inaceptable. Es una mirada crítica, pero necesaria. 

1. La primera está estrechamente vinculada con la seguridad del Primer Mandatario Nacional. Lo pongo de manifiesto porque al comienzo de la actividad una chica corrió hacia Chávez como avalancha indetenible por todos los anillos de seguridad. ¡Nadie logró hacer nada para frenarla¡ Y la seguridad del Presidente no es una obsesión, ni nada semejante. El resguardo y protección de Chávez es una necesidad. Incluso, muy a pesar de lo que él mismo exprese… El asunto es que es un protocolo imprescindible. Más en este momento.

2. El segundo hecho fue el relativo a las listas del uno por diez, o del uno por quince, según el caso. Mi pregunta es por qué si Chávez tiene la calle ganada, los actores políticos que lo respaldan hacen un esfuerzo dantesco con el fin de lograr un resultado tan adverso a los objetivos que se persiguen. Es aquí cuando sobreviene otra interrogante: ¿será que de verdad lo apoyan? Para mí es totalmente incomprensible que el Primer Mandatario Nacional haya solicitado algunas listas del uno por diez  y que en una ocasión no haya encontrado a los militantes plasmados en las mismas. O, peor aún, tal como se lo dijo caperucita roja: que no llamara a fulano de tal porque es sordo. Estos son los asuntos que, en el marco de una Revolución, yo no entiendo.

3. El Presidente insistía en sacar una cuenta basada en una lógica elemental: si el número total de planillas es 800 mil y cada planilla tiene diez firmas, entonces hay un total de 8.000.000 de militantes. Aunque es un buen número, también significa que faltan 2 millones de militantes para alcanzar la meta. No obstante, a ese total es necesario sacar el margen de error (también un protocolo indispensable, pero en este caso en estadística). Por ejemplo, si en el total de planillas hay un 20% de militantes que se repiten, estaríamos hablando de 6 millones 400 mil militantes (cifra que se distancia aún más de la meta: 10 millones¡) En este caso, no comprendo por qué la maquinaria del PSUV, a un mes de realizarse las elecciones más importantes del país, no tiene claridad en el número de militantes en las planillas. Y, más aún, por qué no ha realizado la necesaria  depuración para aproximarnos a la realidad o tener a ciencia cierta un escenario más apegado a la verdad. Porque la realidad es que Chávez tiene ganada la calle, pero los instrumentos que deben dar cuenta de ello no son claros ni ciertos. No  están listos, pues.

4. Chávez reveló algunos intríngulis asociados a la logística emprendida  en el simulacro. La pregunta, ¿por qué si las cosas se pueden hacer bien, se hacen mal? Que la comida haya llegado tarde o descompuesta, o que no haya llegado a la militancia, no tiene justificación. Hay gente que está dispuesta a trabajar, colaborar, a actuar sin nada a cambio por este proceso. ¿Por qué no se le dio la comida al pueblo, ese de a pie, que se las juega de verdad por lo que está ocurriendo en Venezuela. Es un acto de humanidad, ante cualquier otra consideración. Creo que en este caso se debe actuar prusianamente y ejecutar acciones ejemplarizantes, como las que llevó a cabo Sun Tzu, cuando asumió el proceso de adiestramiento de las concubinas del rey y sacó del proceso a sus dos preferidas, cuando se percató de que no agarraban el carril.

5. Otro asunto, no menos importante, consiste en que la Revolución - entendida como un proceso a través del cual se da al traste con las estructuras que han privado en una sociedad- a veces experimenta unos saltos incomprensibles a estas alturas del partido. La estructura formal –llamémosla así- de los partidos que acompañan al Presidente, su militancia formal, sus prácticas formales, rompen con la lógica revolucionaria. En algunos casos (no pocos por cierto), relegitimando el orden que tanto hemos insistido en resquebrajar… La pregunta de las sesenta mil lochas: ¿por qué?

6. ¿Acaso debemos inferir que tanto Chávez como la Revolución son realmente incomprendidos?  Ojalá esta conclusión carezca de validez. Aunque la llamada praxis habla de otra cosa.

marbemavarez@yahoo.es

(*) Periodista. Trabajadora Social. Prof. Universitaria 



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Marbelys Mavárez Laguna


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