Sin lugar a dudas uno de los elementos más ricos de la democracia es cuando los partidos políticos que compiten por el poder basan su lucha  en el debate programático que les rige. Definitivamente hoy por hoy se polarizan como nunca en la historia de Venezuela dos visiones político- económicas de lo que significa el manejo del poder en el país.

Mientras la revolución bolivariana persigue interpretar e instrumentar políticas económicas contempladas en la constitución y enmarcadas  en participación protagónica del pueblo venezolano, encontramos en la candidatura del candidato de oposición  como se desvela el supuesto  discurso vacío que si está bien definido y sustentado en un plan Neoliberal que ha sido impuesto por sus verdaderos asesores económicos como lo son el  FMI Y el BID entre otros.

Tres ideas fundamentales resumen la esencia del planteamiento realizado por Capriles donde la privatización, autonomía y descentralización se convierten en el triángulo perfecto para la destrucción del Estado Nación.

Con respecto al primer punto se pretenden reeditar las tesis neoliberales de minimización del Estado y dejar a libre albedrío a la empresa privada como garante de los procesos económicos del país.

Es esta propuesta la verdadera encarnación de la economía de mercado donde sólo los económicamente fuertes son capaces de llevar las riendas de la economía y por ende son ellos los encargados de implementar el más eficiente “capitalismo con rostro humano” que consiste en darle migajas al pueblo de las suntuosas ganancias que logran. 

En el segundo punto la MUD  se ha propuesto la creación de los llamados consejos para evitar el involucramiento del factor político sobre los asuntos económicos y financieros como los sería en el caso del BCV, siendo receta perfecta para reeditar la “PDVSA meritocrática“ que significaba una excusa para que las familias más poderosas de este país se reservaron por encima del Estado el manejo de la principal fuente de divisas de la República Bolivariana de Venezuela.

En lo que respecta a la privatización, los neoliberales en su afán por conquistar espacios en el país y estafar al electorado, acuden al antifaz conciliador y progresista escondiendo dentro de su plan el interés y requerimiento de las grandes corporaciones del país y las transnacionales como los salvadores de la patria.

Los venezolanos hemos sido testigos presenciales de las nefastas consecuencias de medidas neoliberales aplicadas en el país, Latinoamérica no ha escapado a ello y de igual forma han sido motivo de terribles resultados sociales y políticos.

En el marco de la crisis del sistema capitalista mundial donde ni los propios Estados Unidos han escapado y dejan en la calle a miles de familia despojándoles de sus hogares y despidiendo a millones de personas de sus puestos de trabajo;  en Europa se reducen los beneficios sociales, y se imprimen impuestos cada vez mayores al ciudadano común, nosotros somos la antítesis a sus realidades.

Sin embargo el peor de los escenarios podría resumirse con los efectos financieros ante una posible liberación de precios, privatización de la banca pública y el retorno de las impagables tasas de interés  para la hipoteca inmobiliaria, agrícola, turística entre otras; lo que afectaría a todos los estratos sociales de la población sin excepción.

Sería la clase media condenada a la quiebra inmediata y por ende perderían los beneficios financieros y  resultaría imposible a los más pobres acceder a algún crédito de cualquier tipo. Sólo este proceso garantiza y ve al ser humano independientemente de su afinidad política como un venezolano más con deberes y derechos consagrados en la CRBV.   
 
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