Capriles enemigo del cine venezolano

Hay que tener bien claro que el candidato de la derecha es el representante activo de los intereses tanto de la oligarquía criolla como del imperio y que él mismo es dueño de un patrimonio personal e industrial considerable originado en la explotación del sector cinematográfico.

El cine un invento surgido en 1895 llegó a nuestro país dos años más tarde y durante toda la larga noche del gomecismo fue controlado por uno de sus hijos, Efraín, hasta 1935 año de la muerte del hombre de La Mulera. En esta época predominó el noticiero cinematográfico y muy pocos largometrajes. En el interior del país las salas donde se proyectaban las películas eran propiedad de modestos comerciantes que pasaban películas mexicanas y argentinas.

 El dominio del petróleo y la presencia norteamericana se hizo sentir en el sector cine, un ámbito clave para la penetración ideológica. A partir de la década de los cuarenta surgen los grupos de control económico en el cine que deciden que tipo de película deben ver los venezolanos. Se acorrala al cine mexicano, al argentino y el cine europeo se pasa a cuentagotas y se da rienda suelta al chorro de películas made in USA. Emerge entonces el llamado circuito Radonski que monopoliza en la práctica la adquisición de películas de todo género hechas en EEUU  que llegan a ocupar y siguen ocupando el 97 por ciento de las pantallas en nuestro país.

Si algo ha caracterizado al grupo económico Radonski es su práctica antinacional, su desprecio por lo venezolano, por nuestras raíces ancestrales, por nuestras tradiciones prehispánicas. Con sus aliados de Cines Unidos, hoy Cinex, hicieron desaparecer a los cientos de pequeños propietarios de salas en el interior de Venezuela, se plegaron al capital norteamericano y tienen una alta cuota de responsabilidad en la penetración ideológica del modo de vida estadounidense en nuestros jóvenes.

Siempre  han hecho oposición radical a la Ley de Cinematografía, a la implementación del  Reglamento de Cine, a la implantación del boleto único y su capitalismo salvaje lo evidencian al ejercer el  amedrentamiento con los pequeños dueños de salas en el interior del país para imponerles cuotas mayoritarias de películas norteamericanas y condenarlos a circuitos de tercera categoría que los exponían al desamparo en una primera instancia y luego los llevaba a la quiebra.

Otra de las prácticas del grupo Radonski ha sido su rechazo al cine venezolano que desde los años sesenta del pasado siglo luchó por cuotas de pantalla y financiamiento. La combativa Asociación Nacional de Autores Cinematográficos, ANAC, creada hace 35 años y que agrupa la vanguardia consciente de los cineastas criollos ha denunciado en reiteradas ocasiones el comportamiento anti venezolano de quienes manejan el negocio de la distribución y exhibición de cine en Venezuela.

Durante más de 50 años los grupos apátridas que han controlado la actividad económica del sector cine nos aislaron del mundo. Nos negaron el derecho a ver cine de cualquiera latitud que no fuere estadounidense. Nos negaron el derecho a ver cine latinoamericano, Nos obligaron a ignorar a los brasileños, a los caribeños, a ver el nuevo cine mexicano, a conocer la dinámica cinematografía argentina que ha logrado dos Oscar a la Mejor Película Extranjera en menos de veinte años.

Es necesario insistir en que el candidato de la derecha representa la negación de lo venezolano, de nuestra esencia patriótica.

Es un apátrida. Sin saberlo  es el retrato fiel de lo que Adriano González León llamó País Portátil.

lucartjesus@yahoo.es



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Héctor Agüero


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