Pensar que la oposición ultraderechista y sus amos del Imperialismo van a detener los planes agresivos de desestabilización es un trágico descuido. Significa subestimar sus capacidades no sólo económicas sino además porque poseen una maquinaria de inteligencia perversa para infundir el miedo mediante acciones terroristas infernales, adecuándose a los contextos y realidades en donde actúan: lo confirma los diversos frentes de agresión que tienen alrededor del planeta.
En el caso de Venezuela a la Revolución Bolivariana y el liderazgo del presidente Chávez, para ellos es preciso neutralizar y no descansarán hasta lograr su objetivo contraproducente. Sin embargo, el obstáculo se les presenta con la mayoría de un pueblo despierto y convencido de saber cuál es la vía para concretar sus esperanzas progresistas y no torcer el rumbo hasta conseguirlas. Menos en la actualidad con el acrecentamiento de la conciencia política ante la experiencia de los años del proceso revolucionario, dirigiéndose hacia el Socialismo.
Una razón de peso es que la oposición no es la misma timorata y dubitativa de los principios del proceso en el 2000, cuando estaban más divididos y desconocían lo que les podía suceder en manos de un colectivo alentado por el ciclón bolivariano, suponían que les venía encima una fuerte reacción revanchista. Pero eso no sucedió. No entendieron el amor y la humanidad del Presidente llamándolos a participar, lo que interpretaron como debilidad política. Aún lo creen así, porque sus modos de entender la realidad y su ideología se basan en cierta lógica formal, en otras palabras no conciben la teoría y la praxis de la transformación revolucionaria, porque el orden se debe mantener para su beneficio mezquino. Tienen arraigados sentimientos de egoísmo y de insensibilidad social. Son incapaces de sacrificarse por una utopía, así conciben las ideas éticas de la revolución social; es su sicología negativa de la dominación ante la verdad liberadora.
Otro hecho poco comentado fue que al principio después de las elecciones iniciales, el proceso entró en una parálisis parcial debido a que no hubo movilizaciones contundentes ¿Tal vez por un exceso de confianza y de inexperiencia? Los errores en política suelen ser dificultosos. Porque la revolución para ser tal debe estar en permanente movilización popular, lo que se comprendió después. Ese factor envalentonó a la oposición y vinieron los crímenes del 11y 12 de abril, el golpe petrolero, los paramilitares, la escasez de alimentos, el asesinato de líderes revolucionarios del seno popular, las guarimbas, entre otros innumerables actos a los que quizás se puede sumar el suceso de Amuay. Están siempre al acecho y aprovechan cualquier descuido para inocular la ponzoña, su naturaleza es odiar a la clase popular. Y para nadie es secreto que están enquistados en los organismos del Estado en el rol de quinta columna.
Utilizan por otra parte la impunidad judicial ¿No se entiende por qué hacen y deshacen sin ninguna sanción? ¿Pueden cometer cualquier ilegalidad contra la nación porque son políticos? ¿La ley dónde queda? Pobrecita, violada. Es el problema de la hipocresía del perdón cristiano que es necesario superar para encontrar la libertad. “Como siempre me perdonan seguiré conspirando”. No cambiarán porque tienen un pensamiento fijo y obsesivo. En el empeño de acceder al poder por cualquier medio, llevándose sin escrúpulos la vida por delante de valiosos venezolanos, atentan contra la seguridad nacional.
En efecto, la mayoría no los acompaña en su terrorífica aventura. Más aún al ver que mediante las elecciones les será difícil acceder al poder los hace muy peligrosos. Entonces seguirán tomando el camino tortuoso con siniestros planes desde la A hasta la Z, que sacan de la manga, provistos por los grandes reptiles del Imperio ¡Alerta!, la ingenuidad política hay que sacudirla. Ahora no debemos bajar la guardia con la inteligencia y la contrainteligencia social activada, en constante apoyo al Comandante Chávez y a la Revolución Bolivariana que el 7-O se inicia la profundización histórica del proceso.
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