Solo es cuestión de comparar

Cuando se trata de escoger entre varias opciones lo más sensato y racional es comparar lo que ofrece cada una de esas opciones y, de acuerdo con los criterios o basamentos que ya se hayan establecido, se escoge aquella que más se adapte a lo requerido o, aún más allá, aquella que logre darnos la mayor satisfacción posible de lo que buscamos o anhelamos. Se insiste, esto es la más racional que como seres humanos hacemos en estos casos, dejando por fuera los apasionamientos, las emociones, los prejuicios y toda aquella suerte de situaciones o acciones que le quiten ese ingrediente sustancial a la decisión que se tomará, como lo es la objetividad. Es indudable que en ciertas ocasiones debemos dejar que la subjetividad tome partido pero eso solo en ciertas situaciones donde la razón no alcanza o que lo abstracto o complejo no permita distinguir lo racional de lo emocional.

Partiendo de esa premisa, en las venideras elecciones del 7 de Octubre (7O) existen dos opciones con una diferencia tan marcada que solo basta presentar una porque la otra es totalmente opuesta y entrar en detalles sería como redundante o, al menos, un gran pérdida de tiempo. Es por ello que presentaremos, aunque en forma somera, la opción progresista, bolivariana y socialista que lidera el presidente Chávez y la otra sería efectivamente todo lo contrario a lo que allí se muestra.

Acceso absoluto, sin exclusión de ningún tipo, a la educación, la salud, los servicios, la tecnología; mejoramiento progresivo de la calidad de vida, oportunidades para todos, colocación del ser humano por encima de lo material, reafirmación de la soberanía nacional sobre la sumisión ante los imperios extranjeros, etc., son, a grandes rasgos, lo que ofrece la opción progresista. En otras palabras, continuar en la reafirmación de una patria para todos, donde las oportunidades sean iguales para todos y todas.

Solo por ser revolucionario, lleva implícito el ir siempre hacia delante, a pesar de las dificultades y obstáculos que se puedan encontrar, nunca debe estar, ni siquiera teóricamente, dar un paso atrás, volver a esquemas ya suficientemente superados. Un gobierno progresista siempre mira hacia adelante, toma la historia para tratar de no cometer errores y aprender de ella pero nunca para volver a ella.

Es así, compañeros, como que para este 7O solo hay dos opciones, no hay más. Queda de cada quien decidir cuál de esas dos alternativas va a escoger. No es nuestra intención influir en la decisión de cada quien, allá cada quien con su conciencia, pero si es bueno, y hacerlo regularmente, recordar esto, porque a veces parece que lo olvidamos o nos dejamos llevar por cantos de ballena (como dijo aquel gran filósofo zuliano, hoy en el olvidado autoexilio).

carlosagrafojo@gmail.com



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