La UNES y la enfermedad de la disociación

A propósito de un artículo sobre la UNES que salio en Aporrea, portal al que agradecemos su compromiso revolucionario de develar lo que otros medios no hacen, ayudando a corregir tantísimas cosas que ocurren, que van dañando nuestro proceso transformador y de paso matando votos, pues aunque nuestro comandante Hugo Chávez, este bien sobrado en materia electoral, vemos con preocupación que haya gente joven en la UNES que debido al mal trato al que son sometidos, expresen que “no tiene ningunas ganas de votar”, pues como se sabe todo el mundo no tiene la suficiente conciencia política para trascender lo que nos afecta en particular, y ver todo lo que está en juego en las próximas elecciones.

Pero entendemos a los que se sienten defraudados, porque no es fácil sentirse perseguido, sin instancias democráticas para evaluar colectivamente los procesos, a expensas de personajes policiales que al mejor estilo de la cuarta república, deciden desde arriba, usando el poder para amedrentar, aplastando la crítica, y hay que ver que en la UNES la crítica no es el fuerte. Al contrario, por el temor de que los boten, los docentes no se pronuncian aunque el mal trato y la forma ilegal a la que están sometidos, haya llegado al extremo de bajarles el sueldo. O sea pues que la nueva Ley del trabajo no funciona en la UNES.

Como Movimiento de Contraloría Social, cuando vimos el artículo en Aporrea dijimos: ¡por fin un pronunciamiento! de algo que sabemos esta ocurriendo hace tiempo y se ha agravado los dos últimos años deteriorando a la UNES en todos los sentidos y en consecuencia buena parte de los docentes y coordinadores, o han sido despedidos, o ellos mismos se van al no encontrar alternativas, produciéndose el mas vil usufructo de su trabajo. Los usan y los desechan, después de haber aprovechado su dedicación y creatividad, porque no cualquiera puede echar adelante la formación de un nuevo funcionario policial (según el deber ser), en las condiciones en las que se trabaja en el helicoide, con la disociación entre los que dictan los principios filosóficos- curriculares y lo que ocurre en la realidad de las aulas y en el manejo “instrumental-represivo”, en las que cada vez mas los métodos participativos, son excluidos, quedando los alumnos (mal llamados dicentes, pues discentes viene de disentir, léase Pablo Freire, que debe estar revolviéndose en su tumba, ante tal aberración en su nombre), a la deriva de los funcionarios que no tienen idea de lo que significa educación liberadora, pero hostigan, persiguen, reprimen, en fin violan los derechos de docentes y discentes.

Necesario es pues que salvemos el proyecto original de la UNES, para eso la formación de los nuevos funcionarios, no puede estar dirigida por policías que no creen en la participación protagónica ni en socialismo alguno, transformando a la UNES en una mala escuela “súper masificada”, (para decir en la TV. que van miles y miles de graduados, sin preguntarse, que estamos formando), de bajo nivel, donde a los pobres se les ofrece, como siempre, ser policías pero no pensar, no ser protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Necesario es curar a la UNES de la enfermedad que la está matando: la disociación entre lo que predica y lo que hace.



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