Hermancito y Librada: los Pocaterra de la Guajira

Acaba de morir la señora Librada Hernández de Pocaterra, esposa eterna de Hermancito Pocaterra, y madre de Nohelí, Leoncio y Fanny, queridos hermanos y compañeros de siempre.
Los Pocaterra de la Guajira venezolana no son una familia común. Hermán, el padre, fue un hombre muy ligado a la historia política del Zulia y del país en la lucha por el establecimiento de una sociedad democrática.

Tuve la ocasión excepcional de conocerlo siendo yo un niño, porque al nombrarlo Prefecto del Municipio Mara en tiempos de Leoni, escogió como su fiel colaborador a mi tío Nerio Finol (Tato), con quien entabló una bonita amistad que sellaron como compadres al bautizar a Rosaurita, la primogénita de Tío Tato.
Hermán Pocaterra era un hombre elegante, más no altivo, al contrario, su rol de líder público no hacía mella en su sencillez típica del wayúu culto que era. Wayúu cultivado en saberes y en conciencia, porque cuando sonó el clarín de la patria siempre estuvo presto a enfilarse con los buenos.

Pero este señor de aspecto magisterial, pulcro, recio y afectuoso a la vez, no estaba solo en los azares y riesgos de la vida en lucha, siempre estuvo acompañado por su amada, doña Librada Hernández de Pocaterra, una matrona wayúu de esas que cobijan bajo su manta a la nación entera.
Recuerdo perfectamente cuando los visité en su finca en 1979, cada uno en su chinchorro, uno al lado del otro, siempre en actitud cómplice y querendona, como suelen hacer los seres que se aman eternamente.

La señora Librada, carismática, envolvente, seducía la tertulia con su garbo natural, como las trinitarias que se yerguen en los caminos opacando el verdor anónimo con sus festivos colores.
Conversar con ambos fue, más allá de los honores familiares concedidos, una placentera cátedra de interculturalidad que aún hoy revivo en mi alma étnica con venerable agradecimiento.

Quizás muchos no lo sepan, porque poco hemos hablado de esto, pero mis andanzas con Nohelí datan de hace treinta y tres años, cuando la acompañé en el Comité Organizador del Primer Encuentro Nacional Indígena de Venezuela que ella organizó junto a un puñado de revolucionarios en octubre de 1979 en el local llamado Toro Sentado en Paraguaipoa.

Nohelí es un torrente de trabajo. Solíamos hacerle mofa por su excesivo apego a la faena y su incesante verbo que exige esfuerzo pero dando ejemplo con inmensa entrega. Se acostaba a las doce de la noche y a las cuatro de la madrugada nos estaba levantando para retomar la marcha. Viajes a granel de Maracaibo a Paraguaipoa, de allí a Castilletes, luego a Sinamaica, a Yaguasirú, a casa del maestro Ramón Paz Ipuana, otro olvidado protagonista de aquellas gestas.

Y con ella siempre sus hermanitos, Leoncio, dilecto amigo poeta, de gran sensibilidad y un cronista nato de su Guajira adorada, y Fanny, médica solidaria y militante de las justas causas que con su hermana mayor abrazó tempranamente.

Son las y los Pocaterra de la Guajira venezolana, una familia que ha dado mucho por su pueblo y por la Patria, y que seguro seguirá dando con las nuevas generaciones que continúan floreciendo de su sagrado vientre.

caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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