Por el regreso de la Piedra Kueka

La cátedra intercultural César Rengifo apoya al pueblo pemón

La cátedra intercultural César Rengifo apoya al pueblo pemón en su demanda ante el gobierno alemán por el regreso de la Piedra Kueka. Así lo señalaron Saúl Rivas-Rivas, Vocero Coordinador de la misma, Nelson Guzmán, Juan Plaza, Roberto Urbano Taylor y Norma Spinosi, como integrantes de ese movimiento, enfocando que el saqueo cultural y ecológico de nuestros países y particularmente de los pueblos originarios, se hace más agudo y delicado cuando afecta la espiritualidad más íntima y el equilibrio ambiental visto desde su cosmovivencia o visión del mundo.

En este orden de ideas, puntualizaron los representantes de la Cátedra Intercultural, que no son los antropólogos alemanes que justifican este saqueo del patrimonio histórico, cultural y espiritual del pueblo pemón de la región guayano-amazónica y de Venezuela, quienes tienen que dictarle pautas al gobierno venezolano en torno al significado de la Abuela Kueka y la relación con su espiritualidad, visión del mundo, sentido del equilibrio ecológico y articulación comunal para la convivencia. Es el pueblo pemón como poseedor de una cultura propia, milenaria y consistente, el autorizado en primera instancia, para expresar el significado que esa piedra, como símbolo, como ente vivo, tiene dentro de sus formas de convivencia con la naturaleza y con ellos mismos.

Por otra parte, entendemos mucho menos como el gobierno de un país del llamado “Primer Mundo”, pueda apropiarse del patrimonio de un pueblo originario de Abya Yala, si sus mismos asesores antropológicos proclaman en la sombra, que la Abuela Kueka, “carece de sentido y de significado y que solo responde a un toque de anarquía o de locura del pueblo pemón”. Señalamos de antemano, que el toque de locura en este caso sería mucho mayor en quienes se aferran en no devolver lo que no les pertenece y lo que carece de todo significado para los nuevos y viejos saqueadores del patrimonio cultural de la humanidad. Basta por otra parte preguntarles qué pensarían ellos si alguien de algún país extranjero, secuestrara el patrimonio histórico, cultural y espiritual de la catedral de Berlín, justificándolo como una medida de “civilización o salvación” para liberar al pueblo alemán de un arrebato de idolatría. O que se hiciera lo mismo con una catedral, una iglesia católica o con una mezquita musulmana. Tampoco cabe una justificación, como la de Emilio Durkeim planteando que las religiones occidentales son de “ “salvación” y las indígenas son de origen totémico. Las espiritualidades indígenas son intensivas, de convivencia, mientras que las otras, las occidentales, son de naturaleza expansiva, proselitistas en nombre del monoteísmo, aliadas a Estados imperiales e imperialistas, salvo los enfoques de algunas de las teologías de la liberaciòn, que buscan superar ese callejón sin salida. “Un solo dios, una sola fe, un solo rebaño”, en cambio, es el enfoque imperialista dominante, fanático e intolerante. Manera sobre la cual se justifica la intolerancia religiosa y se desconoce en la práctica la libertad de cultos, en nombre de un evolucionismo religioso unilineal y unilateral.

Expresamos además que quien visite los museos antropológicos de Berlín, se va a encontrar con el saqueo de los orígenes de toda la humanidad, incluyendo los orígenes del propio Occidente, como Grecia, Sumeria y Egipto. Por eso demandamos el respeto al pueblo pemón en cuanto nosotros también somos descendientes de indígenas y formamos parte inseparable de lo más originario, antiguo, constante y específico de este país y de este continente, que hoy busca su propio camino de integración en el respeto a sus diversidades, incluyendo la renuncia a las modalidades del colonialismo interno. De allí que rechazamos cualquier fundamentalismo, pero también las ambigüedades para defender nuestras identidades particulares y la identidad nacional y continental en su conjunto en la búsqueda de un nuevo sentido de la universalidad y fraternidad humana para la construcción de la paz con justicia.

Destacamos finalmente, que la humanidad está entrando a una fase de su historia mucho más tolerante y comprensiva, de allí el sentido de lo intercultural, lo inter-artístico, lo interreligioso y ecuménico, lo intercientífico, lo interfilosófico. Pero esto comienza por el respeto, tolerancia y comprensión al patrimonio propio de cada pueblo o cultura, de cada civilización. De allí el sentido de esta justo y oportuno reclamo del pueblo pemón.


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