Azimut revolucionario

Reflexiones de fin de año

Sin duda que para el proceso revolucionario e l 2011 fue uno de los más duros. Duros en el nivel de consolidación de sus objetivos y además duros por la tensión generada con la enfermedad que ya superó nuestro comandante y presidente Hugo Chávez con la ayuda por supuesto del Supremo. Ahora que el año culmina hay varias inquietudes que quedan pendientes y que como militantes del partido socialista debemos asumir en calidad de retos pues en este venidero año la situación política promete alcanzar ebullición con las elecciones presidenciales.

El tema de la unidad en torno al liderazgo del comandante Chávez es crucial y determinante. Las peleas internas y los desvíos intencionales de la atención a cualquier tema que no sea la reelección presidencial constituyen la lastimosa pérdida de concentración en el trabajo político. De estas peleas y estos desvíos de atención se nutre la oposición, ellos los fomentan porque saben que nuestro esfuerzo concentrado es imbatible. Ellos intentan penetrar nuestra estructura organizacional o partidista, lamiendo el ego a esas mentes débiles cuya participación en el proceso revolucionario va determinada por su interés personalista de alcanzar algún cargo en particular.

Otro aspecto especial es la definición… la definición de todos y quienes simpatizan y siguen al proceso revolución y creen genuinamente que es la única alternativa real de cambio y transformación que el país requiere en esta etapa histórica. Eso abre nuevos espacios de debate y coloca la gestión en el nivel que se merece, en la cotidianidad de quienes reciben los servicios, beneficios o son testigos del trabajo social revolucionario de carácter diario.

Por último cada eslabón de la cadena debe comprometerse a generar el trabajo adecuado para alcanzar el objetivo final de reelegir al presidente Chávez… desde el militante común, pasando por el patrullero, por el dirigente comunal, el misionero, el concejal, etc. Cada uno de nosotros es corresponsable del gobierno revolucionario en los escenarios que corresponden y en el nivel político poseemos todos igualmente tareas específicas que debemos cumplir con disciplina y honradez con el propósito de consolidar la victoria. Esa responsabilidad es individual y de autoevaluación, es decir, requiere una madurez asimilarla.

El trabajo revolucionario jamás debe ser concebido para fines electoreros, más sin embargo, las épocas de elecciones deben ser motivo de reflexión profunda sobre él, toda vez que constituye cada elección un test popular de la percepción sobre cómo se han venido haciendo las cosas. Es allí cuando el trabajo revolucionario debe ser más contundente y nuestro esfuerzo unitario más focalizado y potente.

Este año 2012 la victoria nos pertenece, sin embargo, el triunfalismo jamás ayudó a ningún guerrero en su lucha. El trabajo arduo y la buena interpretación de las aspiraciones del pueblo han sido nuestras premisas y en este nuevo año lo serán más que nunca.

Hasta la victoria siempre… VIVIEREMOS Y VENCEREMOS.


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Luis Jonás Reyes Flores


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