Acampó la primavera

 Nadie debe manchar esa luz tenue que anuncia la claridad.

Escribir no es lo mismo que tomar la decisión de ir a acampar junto a los compas en la Plaza del Sol o cualquier plaza, hay un paso más importante, la acción.  

Leo con asombro la innumerable cantidad de análisis y de criticas, de pronósticos y señalamientos, aprobaciones y reproches hacia una jornada tan auténtica y pura, tal expresiva de una solo cosa: la revolución planetaria. Creo que, gracias a dios, hace rato que muchos de quienes están acampando dejaron de leer a los sesudos analistas, incluyéndome. Creo que su acampada obedece al cansancio ante una izquierda que presume de radical y no tiene los cojones de ir a plaza alguna, solo tinta y mal usada, palabrerío inútil que no asume la historia. 

Vaya mi aplauso a esta generación de la spanish revolution o como decidan llamarse, a las caras tersas de esta generación que marcó de una vez distancia entre el PP y el PSOE, que se quedo haciéndole un vacío a los políticos que pretendemos tener el destino de la humanidad atado a nuestros designios. Vaya mi amor y mi solidaria palabra para que sigan adelante, para que esa fuerza feroz de la juventud irreverente prosiga la marcha y asuma cada día con más fuerza su destino. 

Llegará el tiempo en que su voz ya tenga cuerpo y músculo para sorprendernos de mejor manera, que su conciencia de resistencia a un futuro sucio e infectado de desastres que no le ofrece ningún camino, llegará la hora en la que sus manos empuñarán su imaginación y crearán sortilegios para romper la maldición del capitalismo que hace zozobrar nuestra humanidad. ¡Vivan las plazas del mundo repletas de nuestros hijos e hijas! Ya vendrá pronto el crisol que los hará dueños del poder de transformar este mundo cansado de seres incapaces de construir esperanzas. 

Las bombas que asesinan gente retumbarán en sus oídos, el hambre y la miseria que imponen con su crisis tocará sus estómagos, el vacío por delante ante sus miradas atrapando sueños, les hará asumir la marcha majestuosa de una generación inclemente ante los ineptos defensores del sistema y los malos revolucionarios de cómodos escritorios. Viva la acampada generacional que nace y se multiplica, viva la voz de aquellos que irrespetan las normas de una sociedad podrida, viva la revolución del mundo que nace en sus gargantas. 

Llegará la hora de acampar en las embajadas norteamericanas, de acampar frente a las bases militares, ante los bancos y ante las casas de los corruptos, de acampar junto a los pobres y humildes que claman su fuerza para cambiar el mundo y comenzar la nueva era. 

¡Venceremos! 

brachoraul@gmail.com



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Raúl Bracho.


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