La CIA y el posible asesinato de Chávez

¡Borren esa risa estúpida de sus estúpidas caras!

Apenas horas después de que el Presidente Chávez denunciara, con características dramáticas, que hacía responsable al gobierno de Mr. Bush de su posible asesinato, incluyendo la impactante y conmovedora afirmación de que se sabe "condenado a muerte", la mayoría de los medios de comunicación venezolanos, y con ellos periodistas y presentadores de programas de opinión dieron la más clara evidencia de que forman parte de la campaña preparatoria para el magnicidio y la posterior invasión a Venezuela. Amanecieron presurosa y afanosamente empeñados en frivolizar y banalizar el hecho.

Inconscientes del peligro que para ellos mismos supondría, - muy probablemente en primer lugar -, algo como esto, pudimos ver periodistas de televisión reírse a mandíbula batiente de la noticia con afirmaciones como: "Bueno lo irán a matar 4 veces, ja ja ja" chiste respondido por el compañero de show, con: " ja ja ja, ¡no!, si los contamos ya van como 7". La estrategia es clara: desactivar en la población todo signo de alerta.

Estos medios y sus voceros han venido actuando según los dictados de emanan del Departamento de Estado, del Pentágono y de la CIA. El seguimiento de las pautas ha sido invariablemente cumplido con precisión milimétrica. La distinción entre unas formas y otras ha obedecido a las distintas modificaciones estratégicas de un mismo objetivo: Barrer con el proceso humanista, bolivariano y revolucionario que como una chispa en monte seco se expande por todo el mapa latinoamericano y se hace cada día un "peor" ejemplo para los intereses imperiales en el hemisferio.

Inmediatamente después de la espléndida victoria referendaria del pasado 15 de agosto de 2004, el plan funcionó como reloj suizo tanto a lo interno de Venezuela como en los medios de EE.UU., y otros países de América Latina con un objetivo: deslegitimar la victoria, preparar el terreno para un proceso de resistencia "civil" que obligara a reconocer un fraude electoral que sólo existió en las mentes de los padres del plan y obligar, en condiciones adversas, en medio de un monumental escándalo, a la repetición del proceso en el marco de una serie de garantías y manipulaciones que les permitiesen, o bien ganar el referendo o deponer al gobierno "fraudulento" de Chávez. Exactamente el mismo libreto que tan exitosamente aplicaron unos meses después en Ucrania. No son muy creativos, no crean.

En aquel momento la maquinaria mediática y el vocerío de especialistas, expertos y demás especies afines funcionó desde la misma madrugada del 16 de agosto alrededor una palabra: FRAUDE. Las elecciones regionales, acaecidas apenas dos meses y medio después y el contundente triunfo del chavismo les estropeó el juego. El proceso eleccionario del 31 de octubre de 2004, aún con serias deficiencias en el campo revolucionario, demostró, sin la menor posibilidad de duda, que los porcentajes de aprobación obtenidos el 15 de agosto (60% - 40%) eran una realidad indiscutible.

Inmediatamente se montó la siguiente fase de un mismo plan. Día tras día, semana tras semana, los grandes titulares de cierta prensa escrita estadounidense, el correspondiente rebote en la prensa venezolana con especial sincronía y la magnificación en los medios televisivos y radiofónicos del país empezaron a moverse en tres grandes líneas de acción:

a) Chávez es un peligro y una amenaza para la región.
b) Chávez posee fuertes vínculos con el terrorismo internacional. Particularmente con las FARC.
c) Chávez es un autócrata que amenaza la democracia en Venezuela.

En el cenit de esa fase se está en el momento actual. Una verdadera avalancha de declaraciones de miembros del alto gobierno estadounidense es hábilmente mezclada con una goebeliana generación de propaganda disfrazada de noticia. Una mirada, medianamente objetiva, al accionar de los EE.UU., en anteriores oportunidades nos indica que se está preparando el terreno para una acción contra Venezuela con acompañamiento diplomático o sin él.

La escalada de denuncias inventadas por esa terrorífica organización financiada con miles de millones de dólares llamada CIA y retransmitida fielmente por sus operadores internacionales y criollos persigue el fin de aislar a Chávez y preparar el terreno. Recuérdese sino como se preparó y llevó a cabo acciones terroristas en Cuba. El ataque mercenario de Playa Girón en 1961, la crisis de los misiles, la expulsión de Cuba de la OEA y el posterior bloqueo económico. Todo ello fue instrumentado a partir de informes de esta diabólica Agencia.

Las más violentas agresiones de los EE.UU., se han hecho -al menos desde la segunda mitad del siglo XX- desde y organizadas por la CIA. La Agencia posee en Venezuela miles de contactos y agentes bien remunerados colocados en el medio empresarial, hasta hace poco en el ámbito militar, en sectores intelectuales, pero sobre todo en los medios de comunicación social.

Como para borrarles la risa estúpida de la cara a estos mercenarios del periodismo - ¿o será la risa de la estúpida cara?-, la historia de la CIA evidencia que no se andan con chiquitas. Que es un organismo de espionaje asesino y cruel perfectamente capaz de llevar a cabo el denunciado magnicidio. Porque lo han hecho antes y múltiples veces. Tantas veces como han querido. Ha estado detrás y al frente de la caída de gobiernos como el de Musaddac en Irán (1953); Jacobo Árbenz en Guatemala (1954); la invasión a República Dominicana, en los días de Juan Bosh y Caamaño Deñó (1964): el de Salvador Allende en Chile (1973); el de Panamá, Grenada, Haití y paremos de contar. ¿De que se reirán estos necios a sueldo?.

La KGB, organismo que dirigía los servicios de inteligencia de la extinta Unión Soviética parece una caricatura, un juego de niños frente a esta maléfica CIA cuya sombra hoy se cierne sobra la vida del pueblo venezolano. Es una agencia que para cumplir sus fines jamás ha conocido límites morales o éticos. Han comprado, corrompido y sobornado todo cuanto comprable, corrompible y sobornable han conseguido en su camino. Por respeto elemental y hasta por su propio bien: ¡Borren esa risa estúpida de sus estúpidas caras!.






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Martín Guédez


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