sufrido distintas suertes. El saqueo y la dispersión, el
comercio ilícito, la destrucción, así como el almacenamiento
y la financiación inadecuados han contribuido
a esta situación. Gran parte del patrimonio
documental ha desaparecido para siempre y
otra parte importante está en peligro…»
UNESCO (2002).
Memoria del Mundo
La
región coriana se convirtió desde principios del siglo XVI un
asentamiento estratégico desde donde los invasores españoles y alemanes
expedicionaron hacia el Sur, Este y Oeste del espacio centro norte costero
occidental de nuestro país (el Tocuyo, Barquisimeto, San Felipe, Valencia,
Maracaibo y parte de los territorios que conforman los llanos centrales
y el pie de monte andino). Fue a partir de la ocupación de este lugar
cuando se inicia en Venezuela la organización de la estructura política,
administrativa, religiosa y militar impuesta por los colonialistas europeos
en el contexto de la profundización de sus propósitos anexionistas
en ultramar y se empieza a estructurar la sociedad clasista que viene
a suplantar al modo de vida comunitario, solidario y cooperativo en
el que vivían las poblaciones originarias, por otra formación económico-social
fundada en la propiedad privada de la tierra y de los hombres que la
trabajaban
Por
otra parte, Coro se fue consolidando progresivamente desde el siglo
XVII como un área o punto nodal intermedio, desde donde se desarrolló
en la Provincia de Venezuela la actividad comercial interna y externa,
licita o furtiva, entre los pueblos costeros, del interior y contrabandistas
caribeños y en la que se crean tempranamente condiciones objetivas
para la insurgencia de movimientos sociales y políticos que enfrentan
las injusticias anidadas en las sociedades indoamericanas desde la implantación
del régimen colonial: alzamiento de grupos aborígenes caquetíos y
jirajaras, insurrección de José Leonardo Chirino, arribo de Miranda
por el Puerto Real de La Vela, acciones de la guerra de independencia,
conflictos antijudíos de repercusión internacional, inicio de
la llamada gesta federal, rebeliones campesinas del siglo XIX contra
el caudillismo militarista dirigido desde Caracas, lucha para derrocar
las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez y aparición
de fuerzas guerrilleras que en los años sesenta fueron organizadas
y dirigidas por el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR), como respuesta a la política gubernamental
de entrega de nuestras riquezas y soberanía nacional al imperialismo
norteamericano.
Esta
relación histórica sucintamente expuesta dio paso a la aparición
de la ciudad como la casa de todos, en donde se alberga la vida y la
estructura en sus calles y edificaciones (lo tangible) así como las
costumbres y tradiciones (lo intangible). Son esas expresiones concretas
a las que identificamos como patrimonio y las cuales se formaron a partir
de los vínculos que produjeron las relaciones económico-sociales establecidas
por quienes han habitado estos espacios en tiempos y lugares diversos.
Referenciar hoy aspectos medulares de esa identidad cultural para comprender
nuestro proceso formativo, es sólo posible gracias a la capacidad que
tuvieron los antepasados para crear y transmitir, a través de documentos
y otros objetos, los testimonios de los acontecimientos que constituyen
parte de la riqueza memorial de nuestras comunidades. Por esta razón,
hay quienes aseguran, como verdad de perogrullo, sin rebozo ni lisonja,
que nadie podrá conceptualizar con cierta exactitud lo que es Coro
en su vida y sus quehaceres, únicamente observando y describiendo su
disposición arquitectural, pues, si hoy somos más conscientes y preocupados
por la heredad constructiva, es porque existe un conjunto de informaciones
contenidas en los papeles que nos acercan a ello.
Es
evidente que desde hace mucho tiempo se ha estado cometiendo un memoricidio
contra la historia de esta región. Su documentación de valor permanente
se sigue deteriorando de forma cada vez más acelerada en infraestructuras
públicas inadecuadas, sin que tal circunstancia despierte la preocupación
de quienes administran hoy esta urbe. En Coro es una vergüenza pública
la situación de abandono en que se encuentran los archivos del Concejo
Municipal, Registro Principal, Prefecturas, Gobernación del Estado,
Arquidiócesis y otras instituciones que todavía conservan infolios
únicos sobre su legado cultural. Todo esto es un contrasentido inaceptable
a la luz de nuestro proceso revolucionario que refrenda en su Constitución
Bolivariana la obligación de proteger el patrimonio escrito y que busca
formar un nuevo ciudadano con memoria en sus raíces y totalmente consustanciado
con su realidad local, nacional, latinoamericana y caribeña. De allí
pues, que desde hace algunos años y con el propósito de contribuir
a superar esa tragedia que deteriora la documentación de la ciudad,
la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda se involucró
en esta sempiterna problemática, hasta el punto que hace apenas seis
años procedió a realizar un concurso público de cobertura nacional
a fin de elaborar un proyecto arquitectónico para la construcción
de la sede a los archivos regionales que aún guardan lo que nos queda
de ese patrimonio. Pero a pesar de las continuas solicitudes realizadas
a la municipalidad de Coro para lograr la donación de un terreno en
donde se procediese a edificar ese inmueble, esta petición sigue sin
tener respuesta por parte de los organismos competentes.
Además,
a lo anterior deben agregarse las consecuencias negativas ocasionadas
a los países menos desarrollados por el impacto del proceso de globalización
de las desigualdades planetarias, cuya política resume las intenciones
de las naciones imperialistas para imponer modelos de homogeneización
económica y cultural mundial a partir de sus propios intereses mercantiles
y mediante la constitución de un mega Estado capitalista, dirigido
por sus grandes corporaciones con miras a borrar las soberanías nacionales,
los particularismos de los pueblos dominados, sus ordenamientos jurídicos,
fronteras, historias, tradiciones y modos de vida alternativos al actual
sistema consumista e inhumano existente. Lamentablemente, en Venezuela
y Coro, el establecimiento exitoso de ese peligroso proyecto global
tiene aliados a granel en todos los entes públicos encargados de diseñar
criterios y programas para el cuido, organización y uso social de
sus propios acervos documentales, administrativos o históricos, y crea
condiciones adversas para su preservación.
Sobre el patrimonio escrito y las costumbres corianas, ronda hoy, como nunca antes, el fantasma de la desaparición del vínculo memorial y sin él, como bien dice Fernando Baez (2004), es imposible alimentar "...un sentimiento de afirmación y pertenencia [...] y afianzar o estimular la conciencia de identidad de los pueblos en su territorio [...] Un libro se destruye con ánimo de aniquilar la memoria que encierra, es decir, el patrimonio de ideas de una cultura entera..." 1. En la región falconiana, la amenaza de la desmemoria es evidente y más aún cuando inmutablemente hemos ido aceptando se nos suplanten nuestras costumbres y tradiciones por otras totalmente ajenas a nuestra realidad histórico-social y sin importarnos empezar a carecer de la memoria propia. Por todo esto, debe adquirirse el compromiso que ante la destrucción patrimonial que presenciamos, tanto gráfica como intangible, se establezca de forma definitiva una política cooperativa para fundamentar un sistema de información local-regional que parta de obtener tecnologías de difusión y transmisión y garantice los espacios requeridos para albergar todos los fondos documentales de la ciudad y desarrolle programas de formación del funcionariado encargado de su organización y trato. Alcanzar esa meta sería, sin dudas, el mejor regalo que le pudiesen ofrecer algún día las autoridades a los ciudadanos de Coro.
(*) Historiador
luisdovale@hotmail.com