[El
Estado y la Revolución, V. Lenin]
LOS
“SOLDADITOS”, ese es el diminutivo con que algunos y algunas pseudo-profesionales
pretenden estigmatizar a las y los militantes abnegados de la revolución,
quienes son una parte importante de la población que fiel a los ideales
bolivarianos y socialistas dan siempre un paso al frente cuando se requiere
sensibilidad, compromiso y sacrificio por el pueblo, por la Patria.
Cubiertos
de un manto de superioridad muchas y muchos ciudadanos empleados del
Estado (funcionarias y funcionarios públicos) se niegan a verse así
mismos como servidoras y servidores, pretendiendo ser tratados con sumisión
por el Pueblo al que se deben. Apelan a las palabras textuales del contrato
cuando estas convienen a sus intereses, sino a la Ley de Carrera Administrativa
y Ley Orgánica de Administración Pública, pero no apelan a la Constitución
Nacional, ni al Proyecto Nacional Simón Bolívar “Primer Plan Socialista”
o a las políticas públicas nacionales que de este se derivan cuando
se trata del derecho de las demás ciudadanas y ciudadanos a ser atendidos
diligentemente, con respeto, tolerancia, compromiso y responsabilidad.
He aquí un gran dilema que encuentra nuestro Pueblo cuando se le habla
de Poder Popular y que agita su conciencia cuando está en la urna electoral
o máquina de votación. Se establecen políticas revolucionarias de
gobierno para el diseño de programas y proyectos, pero en las
fases de ejecución de muchos de estos, el 'funcionariado' desvía principios
fundamentales, como lo son por ejemplo, la calidad humana en el trato
y la obligada empatía hacia los beneficiarios, hacia el Poder Popular.
Lamentablemente
aún existe en muchas de las mentes de quienes tienen alguna responsabilidad
relevante en nuestras instituciones, la idea del Estado por encima de
la Ciudadanía, del Estado Opresor sobre la clase mayoritaria, es decir,
del Estado Burgués. ¿Cuantas funcionarias y funcionarios se han preguntado
sobre la nueva denominación de nuestros Ministerios? ¿que significado
introduce la inclusión de la frase 'del Poder Popular
para' en los nombres de los Ministerios del Ejecutivo Nacional?.
Sencillamente se pretende ignorar el nuevo carácter de las instituciones
de un Estado Revolucionario en construcción: ¡Instituciones
pertenecientes al Poder Popular para una actividad específica!.
Las
trabajadoras y trabajadores públicos actuales, así como las ciudadanas
y ciudadanos que aspiran formar parte de la maquinaría del Estado Venezolano,
están obligados a asumir conscientemente el rol que requiere el pueblo:
Ser servidores y servidoras. Deben enterarse que el Estado de la cuarta
república no es el Estado de hoy. El modelo de estado que las y los
Venezolanos hemos heredado no nos funcionó; al pueblo, a los humildes,
a los explotados, no nos funcionó. El Estado que necesitamos no es
para contener a los oprimidos y explotados frente al yugo del poder
económico explotador. El Estado que estamos construyendo es para el
ejercicio del Poder de las mayorías, no es para la “representación”
del Pueblo. El Estado Venezolano que estamos construyendo en un Estado
Revolucionario, es decir, un instrumento para que el Pueblo se gobierne
así mismo (valga la redundancia). Sí, es un Estado Socialista el que
estamos construyendo. Trabajadoras y trabajadores públicos actuales
y futuros deben saber esto y deben escoger su rol: Ser Servidor o
no Ser; si se escoge No Ser, pues retírese y dé
paso a alguien que desee Ser.
Estas
contradicciones en el seno del Estado Venezolano son la confirmación
de que se está en una lucha de clases.
Es
grato ver como dan fruto iniciativas revolucionarias como la Misión
Sucre y la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Ambas son maquinarias
productoras de profesionales integrales cuyo perfil es cualitativamente
superior al tradicional. No es casualidad que esto se ponga de manifiesto
en la calidad humana en el trato (salvo contadas excepciones) que la
ciudadanía recibe de parte de servidores públicos procedentes de estas
instancias.
Recientemente,
en el congreso ideológico del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV) se leía en el borrador de un acuerdo de la plenaria, la urgencia
que tiene la revolución bolivariana, de la calidad en la atención
al pueblo que debe privar en nuestras instituciones públicas. Al respecto,
se realizaron algunos emplazamientos, entre los cuales se mencionaba
que en la escogencia de los servidores públicos para los cargos de
elevada y mediana responsabilidad debía prevalecer el “perfil
académico”, el compromiso político, la ética revolucionaria,
la sensibilidad, entre otros. Causó preocupación las palabras entre
comillas: “perfil académico”. En primer lugar, porque se
menciona de primero y se dice que debe prevalecer. El problema desde
mi humilde experiencia, es que quienes obstaculizan, entorpecen, sabotean
y corrompen la gestión pública revolucionaria poseen en inmensa mayoría
un buen perfil académico.
La
dirección de nuestras instituciones debe ser desde un perfil político,
con intachable cualidad revolucionaria. La práctica profesional debe
tener una dirección política, una dirección socialista.
La
capacitación técnica se puede adquirir en cualquier momento, pero
el compromiso político, el carácter revolucionario, la ética revolucionaria,
la conducción revolucionaria no se instruye ni asimila así como así.
Realmente, la cualidad política es la que debe prevalecer y el perfil
profesional no debe ser el tradicional, por el contrario, debe ser comprometido,
sensible, anti-burocratista y socialista. La administración pública
nacional, el Estado Venezolano revolucionario requiere de profesionales
humanistas, conscientes de su responsabilidad ante el pueblo, profesionales
que se reconozcan como factores de cambio.
Finalmente,
y volviendo a lo de “los soldaditos”, debe quedar claro que
una cosa es ser cuadro político y otra ser ignorante ilustrada o ilustrado.
Una cosa es ser un servidor público y otra es ser un “funcionario
público”.
Hoy
en día muchas y muchos “funcionarios” no pueden o no quieren
comprender, que gozan de privilegios, horarios cómodos, buenos sueldos,
noches y fines de semanas en familia, entre otras cosas que gratifican
la vida, gracias al trabajo de militantes abnegados de la revolución
(etiquetados por la derecha como 'soldaditos'). Para ese tipo de “funcionarios”
la asignación de una responsabilidad es interpretada como un “premio
o merecimiento” por una especie de superioridad que da la funesta
lógica del darwinismo social.
Si
al caso vamos, son esas y esos militantes, dentro y fuera de instituciones,
de talleres, fabricas, campos, escuelas, oficinas y calles, que en reuniones,
asambleas, actividades y tareas diarias hasta la nocturnidad incluyendo
los fines de semana, con sacrificio, convicción y optimismo, quienes
suman voluntades para sostener al gobierno bolivariano.
Es
Chávez con su pensamiento, acción y ejemplo revolucionario, destruyendo
el burocratismo, restituyendo el poder al Pueblo, encabezando la vanguardia
revolucionaria, quien alimenta de esperanza a la gente.
Son en mayoría los limpia pisos, los no-profesionales, las madres del barrio, las y los miembros de los comités de salud y consejos comunales, las y los Luchadores Sociales Bolivarianos, las y los estudiantes de la UBV y misiones Bolivarianas, las y los “guardianes de Chávez” quienes patean cerros día a día con una motivación distinta a la del dinero.
(*)Informático Social - UBV - La Universidad del Pueblo jonasrey@gmail.com