El desafío de los intelectuales y artistas

El sólo dedicarse a la reflexión y a la creación estética es un reto a la dominación que ejercen las actitudes y usos imperantes en el mundo actual. No es aceptable en esa realidad utilitaria y hedonista la meditación orientada hacia los fines trascendentes del ser humano. Lo valorado es el uso del talento y las habilidades para el “marketing” y la propaganda que constituyen las bases de la praxeología del imperio. El pensamiento en función de las necesidades prácticas de la producción y reproducción de la vida social, no en razón al ascenso humano. Por ello el Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, celebrado en Caracas entre el 1° y el 6/12, al cual asistieron pensadores y compositores de 52 países, es un desafío al imperio. Se reunieron para unir sus voluntades para resistir una forma de vida que se quiere imponer, no únicamente por la alineación de las conciencias a través de la manipulación del conocimiento, sino por el metódico uso de la fuerza que degrada y humilla al ser humano. Tanto aquel que la sufre como él que sirve de instrumento de los poderosos para su aplicación. El evento fue un grito unánime de dolor frente a las heridas físicas y psicológicas que le causan al genero humano la violencia material y estructural ejercida por quienes señorean el planeta contra sus congeneres inermes, castigados por la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y las carencias de todo genero. Pero no fue el alarido del animal acorralado y vencido. Fue el rugido de quienes tienen la disposición de animar la resistencia de esas 4/5 partes de la humanidad aparentemente condenadas prácticamente a la vida de animales domesticados al servicio de una minoría ensoberbecida que se ha apropiado de las riquezas producto del trabajo y la creatividad de la humanidad a lo largo de la historia.
En ese evento, avalado con su presencia por el Jefe del Estado venezolano, se convirtió este país en centro de coordinación para la articulación de ese vasto movimiento que aspira generarse a escala universal en busca de la paz. Es un compromiso que entraña graves riesgos para el gobierno y el Estado en especial, y para nuestro pueblo en general. No se puede esperar la pasividad del Imperio ante este reto. Ese ente sin límites espaciales ni temporales que abarca el conjunto de poderes dispersos a lo largo y ancho del planeta, articulados y protegidos por las fuerzas neoconservadoras en control del gobierno de los EEUU que acumula la mayor suma de poder en el planeta, no tardará en dar repuesta al desafío. Y ella no estará dirigida a los ramales de la red global que empieza a configurarse desde Caracas. Ella se orientará hacia lo que aparece como su centro neurálgico: el país donde se desarrollan sus raíces. De modo que con el lanzamiento de la finta hay que preparar la parada del contraataque. Una frenada que deberá ser consistente con el vigor que puede desarrollar quien ha acumulado el mayor poder destructivo que registra la historia de la humanidad. Sólo la voluntad de resistencia, la coherencia de la acción y la inteligencia en el uso de los escasos medios disponibles, generará la energía para detener el arrollador ataque. Un esfuerzo creador cuyo desarrollo es de la responsabilidad del gobierno del Estado como adalid identificable de este movimiento por la paz.


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Alberto Müller Rojas


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